20180514

José María de Britonia: Ética y Estética

   Hace un año nos quedamos sin José María Rodríguez Díaz, hijo del Concello de Ribadeo, excelente docente e investigador. Nos dejó para emprender la singladura del infinito, allí dónde se juntan la mar y el cielo de la costa más al norte. Pero antes del viaje nos regaló la erudición de sus trabajos historiográficos y su conducta ejemplar sobre la ética y la estética.
   Estos días estoy leyendo la obra del Prior de la Iglesia de Mondoñedo, Francisco Antonio Villamil y Saavedra, titulada "Noticias de la Santa Iglesia de Mondoñedo". Una obra manuscrita que describe, a través de los archivos del Cabildo Mindoniense, el desarrollo de la Sede Episcopal del norte en el antiguo Reino de Galicia, entre los años 1701 y 1800. En cada capítulo no tengo por menos que recordar a José María. Me hubiera encantado compartir tal libro con mi erudito colega, del que aprendimos lo que fue Diócesis de Britonia, con la Basílica más antigua al sur de Europa. San Martiño.
   A José María, el pueblo, su pueblo, tiene una deuda con su memoria. Su compromiso social le lleva hasta un logro de incalculable valor. Un equipamiento socio sanitario para nuestros mayores. Cuidar a los más veteranos en su propio entorno socio cultural.
   Son muchas las obras de palabra o por escrito que nos ha dejado. Me quedo con algo muy especial para mí. El orgullo de ser: de un rincón hermoso por naturaleza y rico por patrimonio. La estética la encuentro en la majestuosidad de San Martiño, su historia fundacional y su trayectoria en el Camino hacia la Ciudad Santa de Occidente. Poder enseñarle al viajero la basílica dónde reposa el Obispo Santo. Mucho más interesante, por valor arquitectónico, que Augas Santas.
   Desde el punto de vista de la ética, José María era de esos hombres que se esforzaron hasta el último día para devolverle a la sociedad lo que esta le había dado, en tiempos de escasez respecto al derecho a la igualdad de oportunidades en el saber. De ahí, su amor a esa ciudad que no está muerta, sólo dormida, porque Mondoñedo es inmortal.
   Cofundador de O Tesón. Otra aventura quijotesca. En aumento de la justicia. Para desfacer agravios, enderezar entuertos y proteger doncellas. Por esto último, caballero ejemplar de esa Dulcinea que sin duda alguna es la cultura.
   Su ejemplo nos impulsa a trabajar para le verdad y la justicia social. Amén.
Pablo Mosquera

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